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miércoles, 17 de enero de 2007

Ni un día sin poesía 2

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Siguiendo con esta tarea didáctica que me he propuesto (que parezco algún presidente del Gobierno, o Gallardón), toca otro poema, este del gran poeta algo olvidadillo en las clases de muchos profesores de literatura, Pedro Salinas. Recomiendo la lectura de La voz a ti debida.
El texto que recojo, que no sé cómo se titula, y si dejamos a un lado la circunstancia de la muerte, sigue con el tema anterior de las ausencias, y de las presencias que trascienden un momento, o una vida.

"¡Qué alegría, vivir
sintiéndose vivido!
rendirse
a la gran certidumbre, oscuramente,
de que otro ser, fuera de mí, muy lejos
me está viviendo.
Que cuando los espejos, los espías
-azogues, almas cortas -, aseguran
que estoy aquí, yo inmóvil,
con los ojos cerrados y los labios,
negándome al amor
de la luz, de la flor y de los nombres,
la verdad trasvisible es que camino
sin mis pasos, con otros,
allá lejos, y allí
estoy buscando flores, luces, hablo.
Que hay otro ser por el que miro el mundo
porque me está queriendo con sus ojos.
Que hay otra voz con la que digo cosas
no sospechadas por mi gran silencio;
y es que también me quiere con su voz.
La vida -¡qué transporte ya!-, ignorancia
de lo que son mis actos,
que ella hace,
en que ella vive, doble, suya y mía.
Y cuando ella me hable
de un cielo oscuro, de un paisaje blanco,
recordaré
estrellas que no ví,
que ella miraba,
y nieve que nevaba allá en su cielo.
Con la extraña delicia de acordarse
de haber tocado lo que no toqué
sino con esas manos que no alcanzo
a coger con las mías, tan distantes.
Y todo enajenado podrá el cuerpo
descansar, quieto, muerto ya. Morirse
en la alta confianza
de que este vivir mío no era sólo
mi vivir: era el nuestro. Y que me vive
otro ser por detrás de la no muerte".
.
Ahí queda eso.

1 comentario:

  1. Resulta imposible comentar una poesía, sin parecer profundamente cursi. Pero animo a Missy Dalloway a seguir escribiendo, que aunque no sepa uno como "comentar" una poesía (la poesía no encaja en "comentarios") de Pedro Salinas, sí que es contagiosa la lírica y a uno le dan ganas de seguir leyendo. Lo importante es seguir hacia adelante "walk on".

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