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lunes, 8 de febrero de 2010

Entrevista a Rodolfo Sancho

"De pequeño, me encantaba pasar miedo"


El cine le sienta bien a Rodolfo Sancho (Madrid, 1975). En el contraluz y a corta distancia brillan más los ojos claros y los susurros, para no molestar, no restan a su voz ni el timbre cálido ni la dicción serena. Lejos del estereotipo de "hijo de" (su padre es Sancho Gracia), se ha labrado una buena carrera de actor joven pero seguro, parece un tipo capaz de bajar al terreno de los mortales a cualquier personaje. Y en la película en dos partes La Herencia Valdemar, del director novel José Luis Alemán (la primera parte está en los cines, la segunda llegará en octubre), su personaje, quizás el más prosaico de la película, remontará después hasta cobrar nuevos bríos en la trama.

-¿Habrá más acción, entonces, en la segunda parte de la película?
Sí. Lo que puedo avanzar es que se convierte en una especie de thriller de grupo de jóvenes que son perseguidos por el... mal. Ya lo hemos visto ya en otras películas: Los jóvenes, el asesino... Se convierte un poco en eso: un thriller casi de terror en el que un grupo de gente en principio normal se encuentra en una situación muy anormal.

-¿Qué tal fue rodar con un director novel?
Para mí ha sido muy buena experiencia, porque José Luis (Alemán) es muy tranquilo, nunca levanta la voz ni se estresa, o si se estresa no lo parece. Normalmente, los directores noveles suelen estar muy nerviosos, porque se lo están jugando todo a una carta. Pero aquí todo era muy tranquilo, y esa calma le da a él la posibilidad de escuchar, de pararse y poder replantear si le propones algo nuevo. Y eso, a veces, con los noveles es más complicado.

-Para atraerles al proyecto, ¿tiró Alemán del frikismo de los actores?
Imagino que no conscientemente, pero supongo que cada uno hemos sacado nuestro pequeño friki para hacer esta película. A mí, sobre todo de pequeño, me encantaba el terror… Drácula, el Hombre Lobo, todo el asunto. Me encantaba pasar miedo, leer y oír historias de miedo. Así que a mí no ha sido difícil sacarme ese freaky.

-A su juicio, ¿por qué derrotero debería ir la producción española?
Yo creo que para que una industria levante hay que saber hacer un poco de todo. Creo que hay que saber hacer películas que llenan las salas, que sean taquillazos, un cine con un toque más comercial, como quizás puede ser éste –para todos los públicos y para un público joven, con acción, con aventura-. Y también tiene que haber cine de autor. El problema es que, si sólo hay cine de autor no se crea industria, porque ese cine llena menos las salas. Entre las anécdotas que uno recoge del mundo del cine, leyendo sobre Steven Spielberg encontré la siguiente historia: para poder terminar La lista de Schindler, a Spielberg le "obligaron" a dirigir Parque Jurásico. Aquí, directamente queremos hacer La lista de Schindler. Pero si el señor Steven Spielberg baja la cabeza y cede para que le dejen hacer su película "de autor", pues aquí a lo mejor deberíamos hacer lo mismo.

-¿Ha terminado de rodar en Sudamérica?
Sí, han sido casi cuatro meses rodando en Uruguay. Es una serie de películas que coproduce TVE, cada una con la figura de un libertador sudamericano, San Martín en Argentina, O’Higgins en Chile, etcétera. Todo ocurrió casi a la vez, hace 200 años. Cada película cuenta la historia de un libertador, y se coproduce con cada uno de esos países. A mí me ha tocado Uruguay, se llama La Redota, que quiere decir "éxodo", y cuenta la historia de Artigas, su libertador.

-¿Y fue distinto trabajar allí?
Lo cierto es que fue muy bien, muy bien. Pero sí es muy distinto: es muy creativo y muy improvisado... Tengo mucha curiosidad por verlo, la verdad.

-¿Se llegó a aficionar al mate en esos meses?
Yo ya era bastante aficionado: ¡mi madre es uruguaya!

-¿Dulce o amargo?
Yo, natural: amargo.




"Para que una industria levante, hay que saber hacer un poco de todo"

Durante las últimas temporadas, le hemos relacionado en la pequeña pantalla con el Padre Ángel, de la serie de TVE-1 La Señora. El lunes 18 de enero terminó la última temporada, con un capítulo dramático en el que la protagonista, Victoria, muere. Ese capítulo tuvo más de 5 millones de espectadores, un hito que puede tener consecuencias. A otras series con un éxito muy grande, como Yo soy Bea o Sin tetas no hay Paraíso no les ha importado rehacerse con otros protagonistas.


-¿Sucederá lo mismo con La Señora?
Pues eso... Está en conversaciones. No sé si ellos mismos lo saben aún, Televisión Española y Diagonal, que es la productora. Creo que la idea es que sí, porque cuando una serie va tan bien siempre quieren exprimir. Pero ya te digo que no sé nada seguro, ni yo mismo sé si seguiría. Depende de muchas cosas.


-Ha tenido muchas experiencias de éxito...
Pues sí, he tenido suerte en ese sentido. Bastantes series han sido éxitos. También he hecho otras que han fracasado, pero de ésas se sabe poco, porque, claro, duran… tres semanas, ¡y entonces nadie se entera! Pero no pasa nada: los fracasos deben ocurrir.


-¿Cuál es el mejor papel que ha tenido?
Eso es muy difícil. He tenido personajes que, en el momento, los he vivido muy intensamente. Podría decir que este Padre Ángel de La Señora o el republicano Antonio de Amar en tiempos revueltos los he vivido con intensidad. El mejor personaje, no sé… es muy difícil decírtelo. Pero como serie, quizás las mejor haya sido La Señora.


-¿Los prefiere por su continuidad?
Claro, siempre prefiero que tengan un desarrollo. Hay algo muy curioso en televisión -y en teatro, también-, que es más difícil de conseguir en cine, y es que llega un momento en que conoces mucho, mucho, al personaje. Es más fácil trabajar desde ahí. Lees un texto y ya sabes qué está ocurriendo en él, qué lógica va a tener. Y eso se consigue con continuidad.






-¿Qué herencia le gustaría mantener de su padre?
Bueno, la herencia de mi padre que más me gustaría tener no tiene que ver con la profesión. Son las ganas de vivir y la energía que tiene. Sobre todo, la capacidad que tiene para divertirse en la vida.


-¿Y la que quiere legar a su hijo?
Me gustaría que también tuviera ese concepto de felicidad, de búsqueda del bienestar. Y hablo no del "estado de bienestar" consumista, sino de bienestar interior, de equilibrio, de estar agusto el mayor tiempo posible. Supongo que todos los padres deberán de querer lo mismo para sus hijos.


-Su hijo Daniel ya es adolescente, ¿no?
Es. Tiene quince años.


-¿Y muestra ya alguna preferencia profesional?
Sí, le encanta jugar al tenis, juega muchísimo con Roberto Carretero, que es entrenador de tenis, para mí el mejor que existe ahora mismo. Y él quiere ser tenista, así que mientras se pueda... Va a entrenar entre tres y cuatro horas al día.


-Hombre, de tenis sí que tenemos industria en España...
¡Sí, eso sí! ¡En eso es como Hollywood para el cine!
Texto: Eva G. Tanco
Fotos: Alvaro García