Buscar en este blog

VIAJES

 
BANDERAS Y TIENDAS DE SOUVENIRS


No sé si reirme de la gracia que tiene el ser humano, o llorar con desgarro por el fin absoluto de la soledad.
En la Antártida hay una oficina de correos, con buzón y todo, una iglesia católica y otra otodoxa rusa que trajeron en ferrys desde allá, una sucursal bancaria chilena, un gimnasio, internet, una cabina telefónica pública y, al margen de las bases militares y científicas, un pueblo de 39 habitantes. Ah, y en ese pueblo en el que lo normal es que la escuela, la oficina de correos, el banco, la aduana (que también la hay) y la iglesia estén cerrados, ahí a 20 metros de los pingüinos de la bahía, hay una tienda de souvenirs.

Sebas, gran tipo de Ushuaia, nos contó hace poco la historia de su suegro, uno de los pioneros de la Antártida. Después de llegar allá con su unidad militar, se le metió la piedra austral en la cabeza. Cada senda inexplorada de la Antártida, él la caminaba. Fue el primer argentino en llegar caminando al punto del Polo Sur. Puso una bandera albiceleste entonces, hacia 1964. Bastantes años después, participó en un homenaje militar internacional también en el polo sur. Todos los representantes pusieron su bandera, pero él se quiso morir: ¡Había olvidado llevar la bandera argentina! Resopló y dijo: Ahora vuelvo. El resto de los delegados se miraron alucinados, adónde va este flaco, se decían. Y el tipo fue al lugar exacto donde hincó la bandera aquella primera vez, la llevó de vuelta al punto donde le esperaban y plantó la albiceleste. En el horizonte blanco helado del polo sur. Ese sí que era un tipazo.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
MALENA


Cuando una está bailando tangos no se acuerda de la tecnología bloguera, perdone el lector.

He oído la Balada para un Loco en voz de cantores agardelados, y si no me tiran las naranjas azahares es porque es verano.

Argentina es como el hogar, porque Buenos Aires se parece a Madrid, porque se comen asados como en Navarra, porque el pueblo Mapuche es sobre todo hospitalario y porque los gauchos llevan boina y fajín, como los abuelos del pueblo.

Y mientras Malena canta un tango con voz oscura en un rincón de San Telmo, junto a su recuerdo y su farol.



------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
INICIACIONES POLARES

Alaska, territorio de "conquistadores" yankies, de fiebre del oro, borrachines, nieve a raudales, salmón salvaje, zarzaparrilla, amaneceres que se unen con los ocasos, esquimoides y pescadores de focas, ha sido mi primera vez en muchas experiencias:

Mi primer día de 48 horas.
Mis primeros dos días de 12 horas cada uno.
La primera vez que camino sobre las aguas, de un lago ..... >>






Casi he visto mi primer alce.... (pero sólo casi... jjjrrgghhhhññññ)
Mi primer combate con espadas láser de hielo.
Mi primera cena de Nochebuena con una familia yanqui, roast beef, pavo asado y polvorones de postre.
Mi primera gran gran tormenta de nieve.
La primera vez que patino sobre hielo, sin patines.
El primer muñeco de nieve más alto que yo. ..... >>>








La primera vez que estoy al lado de un león marino (nos miraba mal)
Los primeros síntomas del Síndrome Alaska, desconocido y letal, que te deja grogui con el paso del frío al calor.
La primera vez que se me duermen los pies de frío, que duelen como cachiporrazos.
La primera vez que un pino se enfada y tira todo su volumen de nieve sobre nuestro coche.
La primera vez que entro en calor a base de alcohol.
El primer mar que transporta hielo.
La primera vez (y segunda, y tercera...) que empujo un coche que ha quedado sumergido en la nieve.
Mi primera victoria al billar con los ojos llenos de nieve.

Dejé, dejamos, un dolar pegado en el techo de un bar: es el bar Yukon, en el pueblo de Seward. Al entrar, pasando la mesa de billar, está entre los dos salvavidas colgados en medio de las columnas de la derecha. Si alguien va hasta allí, por favor, que nos lo traiga y deje el suyo de recuerdo.



---------------------------------------------------------------------------------------------------------------
ALASKEÑA SALEROSA.

Amiguitos,

dice la Real Academia: Alasqueña (o Alaskeña; o alascana -alaskana-) aquella habitante del Estado de Alaska, USA.

Y como yo voy a ser habitante en estos días, pues eso, Alasqueña. Y como ya no me parezco mucho al dibujo avatar del blog, pues llevo el pelo inflamado y corto, voy de lo más salerosa.
Esa es la explicación del titular.

Os deseo a todos una feliz navidad, tan feliz al menos como va a ser la mía, que vuelo a Alaska aentrar en calor. Este blog quedará desatendido hasta los primeros días de reyes o hasta que a mí se me pase el mareo, el jet lag o el sofoco.
besos polares