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lunes, 29 de octubre de 2007

Alcanfor

situación:
Esta semana, el Consejo de Ministros se reunió en el despacho que utilizan al efecto, con su café y su botellín de agua por ministro, y el encargado de exponer el tema habló: Siguiente punto del orden del día, las bolitas de alcanfor.
Y los ministros y ministras en número cuasi equitativo escucharon, se pronunciaron y aprobaron. El amanuense copió y el de prensa redactó. El fotocopista fotocopió y la vicepresidenta portavoceó: el Consejo de Ministros prohíbe la venta de bolitas antipolilla para los armarios, porque los niños tienen riesgo de comérselas como si fueran caramelos.
Ah, y salió en los informativos, claro.

Porque hoy los niños no saben lo que es el alcanfor. Que anda que no tiene que saber mal ni nada. Esto lo digo yo.
Y porque en este país no hay asuntos más preocupantes y urgentes que requieran de los diez minutos que tardó el consejo en escuchar y aprobar el tema.
La lejía es súper tóxica, los cuchillos cortan y la laca sobre los ojos quema. Yo de eso me enteré demasiado tarde, con un lavado gástrico, una tirita y un colirio. Tampoco les tenía a ustedes, claro. Señores ministros, ¿no nos los quieren prohibir?

Odio el paternalismo...

miércoles, 24 de octubre de 2007

Rediseño de El País

El nuevo El País -con tilde...- me tiene felizmente sorprendida.
Hay cosas que me gustan más y otras que me gustan menos.
Entre las que menos, que hayan quitado los leads -qué pena...- y el anuncio HORROROSO del pesado pedantuelo pasado de feliz que brinca por las ciudades de este mundo y que me recuerda demasiado, para mi dolor de cabeza, a aquel mimo de la flor azul........ seguro que las chicas del mundo lo recuerdan.
Entre las que más, la fotografía, que campa por su respeto en las páginas (más blancas?) del periódico. Me gusta que amparen más posibilidades de proporción que la de 4:3, que incluyan nuevos cortes, puntos de vista distintos, más sutileza en la visión y menos rueda de prensa, incluso, como hoy en la 3, fotos artísticas y metafóricas.
En general, me gusta todo el refuerzo del lenguaje gráfico del periódico.
Creo que la fotografía es algo más que una entrada de lectura como las demás, pues cuenta una historia complementaria o paralela, y si se la elige bien puede reforzar o correr de forma independiente a lo que se cuenta. Según la intención... Y como ya El País ha decidido dejar de ser ese Diario INDEPENDIENTE de la mañana, pues tampoco pasa nada si se les ve el plumero con las fotos, ¿no?

Mi barrio

Me fascina este barrio, excepto en las madrugadas, como hoy, con tres coches entregados a la creación musical simultaneando sus bocinas. Lo normal sin embargo es que sean los viandantes los que nos dan recitales, unos a coro tunero, y otros creyéndose los Niños de Candeal, aporreando los cubos de basura.

Ya he hablado alguna vez de las parejas de municipales apostados en las esquinas. Pero es que alguno de esos municipales son ex legionarios de pelo cano y muchas cachas, que se toman un café contigo.

Esos mismos municipales alternan sin estorbarse con el grupo de Hare Krishna de los domingos. Hay dos pases, a las 13.05 y a las 15.00. Tiran florecillas de un cesto y regalan dulces de coco, y cantan ritmos hipnóticos con un acordeón y unos crótalos. Pero también con un MEGÁFONO, por derrumbar el sueño resacoso de los jóvenes que no tienen para ventanas aislantes, y porque el número de Hares Cantores se ha reducido a una lamentable media docena de rapados.

El domingo de los Hare Krishna es el día de descanso del ejecutivo de la plaza de la iglesia. Durante la semana, cada día aparece con su traje raído, su corbata y unos zapatos muy limpios. Se sienta en uno de los bancos, siempre el mismo y en la esquina, a no ser que esté ocupado, junto a pobres y quinquis, y abre su portátil sobre el regazo. Cuando paso le veo siempre sonreír, y cuando me giro siempre su portátil abierto tiene la pantalla en negro.

Llegó una paupérrima nueva al barrio esta semana. Una joven prodigiosa. Era una mañana soleada y ella estaba recostada contra la pared, con unos brazos regordetes y lustrosos, muy pálidos, sobresaliendo de una sábana rosa. Toda ella era sonrosada. Al pasar, dio los buenos días, se incorporó girando la joven cabeza y me pidió por favor un eurillo que llevara suelto para tomarse un café. Yo le di dos, para el bollo, y ella correspondió así: "Muchas gracias, me va a venir muy bien. Es que tengo la espalda... y el cuerpo entero... he debido de pasar una mala noche".
Como una gran idiota, le contesté: "Sí, yo también tengo la espalda echa polvo... pero creo que es por otras razones". (?)

Ayer, ya no estaba. Espero que con el frío haya conseguido una manta, al menos. Ayer la sustituyeron las chicas llorando. Fue el día de las morenas llorosas que buscaban el consuelo en móviles o en brazos de amigas. Una de ellas parecía un dibujo manga: Vestido corto de cuadros blancos y negros, flequillo largo y oscura melena de liso japonés. Era como ver llorar a la novia de Oliver o Benji. Tengo que ponerme al día en series infantiles japonesas...

martes, 16 de octubre de 2007

las apariencias...

Seguro que muchos lo conocen, pero no por ello es menos espectacular.

La ternura de este hombre, Israel Kamakawiwo, una voz y un ukelele, un estudio de grabación a altas horas de la noche y una pieza inolvidable.





Y si aún hay alguien que no conociera a este artista hawaiano fallecido, que eche un vistazo.
La primera vez que lo vi, hace tiempo, me llevé una conmoción como una bofetada.
Hace unos días, por algo parecido -otro prejuicio de apariencias- lo recordé.

martes, 9 de octubre de 2007

Va de música

Va de bossa, en realidad. Qué tendrá la bossa que a todo el mundo le mola.
A mí me emociona. Esta canción, señores, ha sustituido a la que para mi funeral tenía escogida de Caetano Veloso. Y que me traigan a Lulu Santos para hacer el doblete. Fabuloso.
Esta, Como uma onda, era una bossa nova clásica y rapidita, sambera, que gana enteros en esta intimista versión.
Una letra también sabia, sencilla y maravillosa.
Que os guste.

domingo, 7 de octubre de 2007

Cuántas veces




¿Cuántas veces hay que escuchar las mismas palabras? Todas, hasta que se asimilen.
¿Y cuántas se puede oir ciertas palabras dentro de una misma melodía sin cansarse de ellas?
Si es en la dulzura de Caetano, infinitas.
Sozinho.