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jueves, 6 de noviembre de 2008

Sobre Obama y la negritud

Unas pinceladas.

Aunque a mí me parece más café con leche, o toffee, que negro-negro, noto que a muchos norteamericanos no les llegan bien las noticias. Leo en los periódicos mucho vox populi con ideas truncadas: que si Obama es musulmán, que si es un terrorista infiltrado...
Ayer, la finalista del Planeta, Ángela Vallvey, decía en público que no le parece negro, "sino un blanco teñidito".
Y Álvaro Pombo, un hombre que por encima de pequeñito y mayor, es divertido, describía a Barak Hussein Obama como "el islamista, el marxista. El negro".
En Telemadrid no se empacharon por amargarle la fiesta al presidente electo, con su insistencia sobre la crisis y las guerras y lo que le van a dejar de querer.
Para muchos es un no-afroamericano, porque aunque su padre es keniano, no es inmigrante de cuarta generación, con lo cual es o un africano, o un mulato.
Y David Torres, uno que escribe muy bien, decía en El Mundo que "cualquier pobre chicano de San Francisco, cualquier tendero chino de Nueva York están más cerca de la experiencia de la negritud que Obama, un niño bien pintado al betún".

Pero yo he visto "24". Y además Obama se parece a Dennis Haysbert, el actor que encarna al candidato y posterior presidente David Palmer -que también parece más toffee que negro-negro-. Así que, como Obama contrate a un Jack Bauer, lo podemos flipar todos. Pero espero que no se acabe ya la Obamanía, que aún quedan muchos sentimientos que comercializar. Digo, universalizar.

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